“No es cliché cuando dicen que el día de tu boda es el mejor día de tu vida. ¡Yo he vivido una semana de boda y ha sido increíble! Me encantaría revivirla una y otra vez”
Noeme es un torbellino. Pura energía. Lo vais a sentir en sus fotos y en su relato, que he querido preservar íntegro en su mayor parte para no perder la esencia de su enlace. Un auténtico carnaval que se prolongó durante toda una semana en Pipa, un pueblo hippy de Brasil. Mucho cuidado porque después de ver esta boda, vas a quererlo TODO.
Toda historia tiene un principio y el suyo, fue a bordo de un barco con un anillo de compromiso improvisado hecho con una cuerda. “Seguramente, el anillo más amortizado de la historia” me cuenta entre risas Noeme. Y es que no pudieron fijar la fecha hasta dos años después porque su cuñado se casó en México y “la familia no podía soportar dos bodas fuera de España el mismo año”
“Como decían los amigos de mi novio, él no me pidió la mano, me la reservó”
Precisamente, un paseo en barco bajo ese mismo atardecer, fue una de las muchas actividades que los novios organizaron en la semana de su boda.
“Estar dos años después en ese mismo lugar con todos nuestros amigos fue indescriptible”
Querían hacer olvidar de inmediato a sus invitados lo que sufrieron hasta llegar a aquel pueblecito perdido de Brasil. No es tarea fácil poder trasladar a todos a un lugar paradisíaco, pero estoy segura de que la energía y el ahínco de Noeme fueron claves para que no faltara ni una de sus personas especiales.
«La llegada de los invitados era nuestra mayor preocupación. Tuvieron que coger un vuelo de Madrid a Lisboa, con 5 horas de escala. Cuando llegaron aún tenían 2 horas de viaje hasta Pipa. Seguro que en ese momento deseaban no haberse apuntado a la boda…»
«Por eso para el lunes programamos un encuentro en una de las mejores playas de Brasil: Playa del Madeiro. Una playa súper salvaje con pequeños chiringuitos, agua del mar calentita y mucho sol. Te tumbas en una hamaca y no hace falta que te muevas. Si quieres un queso a la barbacoa (muy típico en Brasil), un coco, una cerveza, una caipiriña… Sólo con una señal de la mano te los llevan. ¡Es un lujo! No podéis imaginar qué bueno»
En pocas horas en Playa Madero, todos los invitados ya estaban felices y ni se acordaban cómo había sido de duro llegar a Pipa. Dia 1 ¡¡¡perfecto!!!
Para el segundo día, organizaron una excursión con Buggys recorriendo 40 km de playas salvajes …
Si a distancia los preparativos ya son de por sí duros, imaginaos en una boda intercontinental con diferencias culturales incluidas.
«Llevamos todo el alcohol y el vino desde España. En Brasil el alcohol es muy caro y hay pocas opciones de vino. Entregamos dos botellas a cada invitado, para que las llevasen en sus maletas. (risas) ¡Estuvimos toda la semana antes del viaje a Brasil distribuyendo botellas!»
Noeme me contaba que en la finca que alquilaron les pidieron un plus sólo por el hecho de que los invitados españoles “beben mucho”.
«Tenía razón, no destrozamos la finca … ¡pero hemos bebido mucho!»
Se casaron un viernes con su querido suegro Fernando como padrino.
“Es el padre que la vida me ha regalado. No podía estar más feliz”
Su cuñada Bea se encargó de oficiar una ceremonia íntima en la que no pararon “de llorar como enanos”.
Para cenar, sirvieron “una barbacoa al estilo rodizio brasileño” en la que “hubo mucha picanha, caipirinhas y cosas típicas de Brasil” al ritmo de la mejor batucada.
Una boda de cinco días en la que la fotógrafa Volvoreta ha sabido capturar la energía de Noeme en cada instante. Su vestido, firmado por “Oh qué luna” , es todo un legado con el que “se casará su hija”.
¡Feliz Carnaval!
PROVEEDORES:
Vestido de novia: Oh qué Luna
Traje de Novio: La Fábrica de Camisas
Fotos: Volvoreta bodas
Catering: Olimpo Recepcoes
Decoración: Paulo Goetthems decor
Finca: Ponta do Pirambu
Animación: Grupo Batukedo
Dj´s: Sang a Bang (Álex) , Dj Giordano (Rafa), Dj Hard (Marcos), Dj Cidon (George)