INSPIRACIÓN, invitadas perfectas

INTO THE WOODS …

Érase una vez … En un lugar no muy lejano, una joven Caperucita había sido invitada a un importante baile que se celebraba en su comarca. Quedaba una semana y, aunque todas las chicas ya tenían sus vestidos a punto para la gran cita, ella todavía no había encontrado lo que buscaba.

No entendía por qué las mujeres tenían que llevar falda y los hombres pantalones, ni por qué el lobo siempre era feroz y el rosa, un color sólo de chicas. Un día, mientras paseaba por el bosque sumida en estos pensamientos, un conejo blanco pasó corriendo a su lado con mucha prisa.

Divertida, decidió seguirlo. Corrió y corrió entre helechos y caminos hasta que se topó con una pequeña puerta a los pies de una casita que parecía ser de chocolate. Cuando la abrió, un torbellino la absorbió y la escupió en una sala luminosa y blanca.

Una enorme mesa presidía la estancia. Sobre ella, estaban los restos de lo que parecía haber sido un no cumpleaños: Tazas de té, platitos diminutos con restos de tarta de chocolate, un sombrero de copa y un montón de hilos y agujas.

Montañas de telas blancas y delicados encajes se apilaban en cada esquina. Entre todas ellas, destacaba un mono rojo de Alicia Rueda con semitransparencias de plumeti, un encaje lleno de detalles estratégicamente colocado y una espalda de infarto. Era justo lo que buscaba; elegante, original y el contraste perfecto con su larga melena negra.

Ya iba convencida de que, desde luego, aquello debía ser el País de las Maravillas cuando, de nuevo, vio al conejo blanco lamentándose porque llegaba tarde. Iba con tanta prisa, que por el camino, se le cayó una pequeña cajita envuelta con papel celofán. Cuando la abrió, dos preciosos pendientes de Legorburu Atelier brillaron ante sus ojos.

Cegada por completo, sintió cómo el torbellino volvía a desatarse y , tras una espiral de confusión, apareció en el mismo lugar donde todo había comenzado: Frente a la puertecita de la casita de chocolate.

Feliz, emprendió de nuevo su camino con su secreto bien guardado y su mono rojo; el mismo que luego llevaría al baile más importante de su vida.

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¿Quieres saber qué pasó después?

Después del baile, su príncipe le pidió matrimonio e @Iratxitos tuvo que volver como un torbellino al taller de Alicia Rueda  …

@Iratxitos «Por aquel entonces no sospechaba que un par de meses después, Jon me pediría que me casara con él y estaría todo un año en el Atelier con Alicia diseñando mi vestido de novia y el vestido de mi madre para el gran día»

Pero ese, chicas, es otro cuento 🙂

Espero que os hayan gustado las maravillosas fotos de Zunzufoto (@zunzuphoto)

Y los preciosos pendientes de Legorburu Atelier (@legorburuatelier) ¡no las perdáis de vista!

Aquí puedes recordar la entrevista que le hicimos a Alicia Rueda

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