Escaparon de casa, deprisa, descalzas. Se pusieron los tacones una vez que habían perdido de vista el pueblo y se adentraron en el bosque acompañadas sólo por la magia y por el crujido de las hojas.
Las copas de los árboles arropaban el camino y con su sombra, lo impregnaban todo de humedad. De la humedad que trae ese olor a pino tan profundo que te ensancha los pulmones. Risueñas, entre risas, caminaban disfrutando de los rayos de sol que conseguían filtrarse entre la frondosidad del bosque y llenaban de luz sus vestidos nuevos. Disfrutaban de lo prohibido. De escaparse. De la adrenalina. De los nervios de la primera vez. Se preguntaban cómo sería la fiesta y si estaría él.
Disfrutaban del paisaje, de las flores. Y Ángela no pudo evitar acercarse a una peonía color coral que brillaba majestuosa entre el verdor del bosque. La cogió y miró sus pistilos dorados hasta que otra flor llamó su atención. Y luego otra. Y así estuvo durante tanto tiempo que cuando quiso darse cuenta, se había perdido.
Y de repente escuchó un rugido. Fuerte, sonoro. Y se escondió. No perdió de vista el camino pero sí sus flores y uno de sus zapatos amarillos que ahora yacían abandonados precipitadamente sobre las hojas.
Todo eso que hacía un segundo le importaba un mundo, perdió toda su atención cuando él apareció ante sus ojos a lomos de una moto de un color rojo vibrante. Su melena negra impregnaba de carácter aquellos rizos salvajes que le enmarcaban la cara a pesar de sus misteriosas gafas oscuras. Entonces bajó de su moto y Ángela no pudo dejar de mirar cómo él recogía sus flores, desataba el cordón dorado de su zapato y las unía entre sí en un precioso cinturón de flores que dejó sobre las hojas, junto a su zapato ahora sin cordón.
Volvió a rugir. Y sólo cuando le hubo perdido de vista, Ángela salió de su escondite y fue corriendo hacia el cinturón de flores. Se lo puso, siguió caminando tras la huella que habían dejado sus ruedas y por fin, encontró el camino … Y le encontró a él.
Miss Daisy ha vuelto chicas! Y cargadita de novedades para los próximos meses, ya os iré contando. Quiero daros las gracias por vuestra paciencia y por haberos seguido acercando a esta ventanita durante mi ausencia. Os espero, como siempre, en mis redes sociales.